“No supieron ser en su
país los hombres de la city y la city fue extranjera. Por la estúpida
vanidad de esa clase, el país frustró la ocasión de capitalizar para el
desarrollo nacional la oportunidad que la historia le brindaba. Dilapidaron en
consumo superfluo la parte de la renta nacional que la burguesía extranjera les
dejó a cambio de la renuncia de su función histórica; cuando la divisa fuerte
se acabó dejaron de ser los ricos del
mundo y volvieron para ser los ricos
del pueblo, no en razón de la riqueza que pudieron crear, sino del
privilegio que les permitió acumular su condición de titulares del dominio, en
la valorización de las tierras originada en la transformación y lo poco que
invirtieron en la producción primaria. Volvieron a cuidar aquí ese orden en
virtud del cual, ya pobres en el mundo, se les permitía ser ricos en el país
por comparación con los más pobres, a condición de garantizarle a la
infraestructura extranjera de la producción el cómodo usufructo del
intercambio.
Así, la expansión
agropecuaria, que fue la más grande oportunidad que tuvo el país de
capitalizarse, como consecuencia del fracaso de su burguesía sirvió para
consolidar su situación de dependencia.
En la medida que esa clase
no cumplió el papel que correspondía a una burguesía, se resignó a ser la
fuerza interna dependiente cuya misión ha sido impedir toda modificación de la
estructura. Es lo mismo que pasa con los ejércitos en todos los países periféricos:
o intentan la realización nacional cumpliendo como tales con su destino
histórico, o se convierten en una mera policía del orden conveniente a los de
afuera. Esa diferencia que hay entre el soldado y el cipayo ocurre en el orden
económico, según la burguesía cumpla funciones nacionales o simplemente sea un
sector dependiente”.
Dn. Arturo Jauretche
“El medio pelo en la
Sociedad Argentina"
(Apuntes para una sociología Nacional)
A. Peña Lillo. Editor-
Noviembre 1966
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