"Desgraciadamente, la población de buenos Aires sabe perfectamente, que en materia de servicios públicos no es la Municipalidad la que manda, sino el trust de la electricidad; recuerda, en efecto, que hace dos años se prorrogaron por cuarenta años las concesiones de electricidad, veintitrés años antes de vencer, en una sesión de 24 horas, en la que los concejales radicales y de la Concordancia afrontaron todos los escrúpulos y encadenaron la economía de la Nación, consolidando la posición de dominio del trust eléctrico en todos nuestros servicios públicos: luz, fuerza motriz, tracción, calefacción, etcétera. Con la renovación del contrato de suministro por diez años, concertado en la misma época, por Obras Sanitarias -a pesar de poseer su propia usina-, dependerían también de la CHADE los servicios públicos sanitarios.
Es por esto que el asunto del gas no es posible aislarlo, ni verlo exclusivamente con criterio técnico, que generalmente empequeñece la realidad de los problemas.
La Societé Financiere de Transports et d'Enterprises Industrielles, SOFINA, es, ante todo, un banco, con asiento en Bruselas, que dirige, regentea y controla una cantidad de industrias y empresas de servicios públicos en el mundo.
En la memoria del año 1935, de la SOFINA, que un amigo me hizo llegar de Bruselas, publica en 'L'Informateur', traducida y reproducida en los números 7,8 y 10 de la 'La Electricultura Argentina', aparece el balance y reparto de utilidades; denuncia un activo de 2.060 millones de francos belgas; en ese mismo año -1935-, según dicha memoria, publicada el 8 de abril de 1936, repartió un dividendo del 95%, porque por cada acción de 500 francos belgas distribuyó -neto, libre de impuesto- 465 francos por acción ordinaria; el año anterior había repartido 360 francos belgas por las mismas acciones.
A consecuencia de la guerra mundial, y por el estado de postración en que quedaron los negocios alemanes, pasaron a su poder la antigua Compañía Alemana de Electricidad y empresas anexas.
Son filiales de SOFINA las siguientes empresas, que explotan servicios públicos en la Argentina: la Compañía Hispano Americana de Electricidad -que tenía su asiento en Madrid, transformada, con muchas irregularidades, en Compañía Argentina de Electricidad, a consecuencia de la guerra civil española-; pertenece al mismo organismo financiero la CITRA -creación artificial de la CHADE a los efectos del aumento del capital y de los gastos de explotación, para entorpecer la fiscalización de las autoridades-; la Compañía Argentina de Electricidad, fundida hoy con la CHADE; la Compañia de Electricidad de la Provincia de Buenos Aires, que, como la anterior, tiene las concesiones de una gran parte de las ciudades próximas a la Capital Federal; la Compañía de Gas de La Plata; la Compañía Explotadora de Gas de Bernal; la Compañía Americana de Inmuebles y Créditos (muy pródiga en préstamos a los personajes influyentes de nuestra política); la SER o Sociedad Eléctrica de Rosario, que tiene el monopolio del servicio de electricidad en aquella ciudad y poblaciones próximas, de la que son subfiliales la Compañía Argentina de Tracción y la Compañia de Gas de Rosario; la Compañía General de Tranvías de Buenos Aires, de la que dependen la Compañia de Tranvías Anglo Argentino, la Compañía de Tranvías Limitada y la CATITA.
Como veremos, desde hace algunos años ha entrado en la órbita del astro sol, es decir de la SOFINA, la Compañía Primitiva de Gas.
He nombrado sólo las empresas que figuran en la memoria del año 1935, correspondientes a la República Argentina; la SOFINA posee en Europa, toda la gama de industria pesada relacionada con los servicios públicos, que explotan sus mismas filiales: fábricas de máquinas, turbinas, motores, cables, vapores, trenes, tranvías, etc; minas de carbón en Inglaterra y Bélgica.
La SOFINA es, principalmente, un banco que absorbe, reúne y dirige la circulación de todos los dineros que recaudan sus filiales; da las orientaciones generales y especiales adaptadas a la naturaleza de cada país, orientaciones de carácter económico, político y técnico. Las filiales son visitadas periódicamente, y sobre todo cuando así lo reclaman ciertos problemas importantes por directores-delegados, bajo cuyas órdenes deben ponerse los directores locales; estos directores-delegados, tratan con los dirigentes políticos y mandatarios de los respectivos países. Hace pocos años, por ejemplo, nos visitó el presidente mismo de la SOFINA, señor Heinnermann, para obtener la sanción de la ley de coordinación del transporte y las nuevas concesiones de electricidad.
Su posición de banquera y prestataria de servicios públicos, permite a la SOFINA acentuar su acción extorsiva sobre los estados y la opinión pública, ya facilitando o entorpeciendo la colocación de empréstitos, actuando sobre el crédito exterior, según los países sometidos traten o no con liberalidad a sus empresas de servicios públicos, es decir, a las fuentes de su abastecimiento económico.
La SOFINA se encuentra bajo la protección de una diplomacia fuerte y hábil, la diplomacia inglesa. Porque sus principales dirigentes se encuentran muy vinculados al imperio y a sus conveniencias.
La SOFINA tiene intereses directos en el tráfico de nuestra cosecha; por ello y por ser dueña, a la vez, de nuestros principales servicios públicos, no le es indiferente nuestra balanza comercial, el valor de nuestra moneda, ya que de todo esto depende la facilidad para la exportación de sus enormes dividendos.
En la memoria del año 1935, los directores de SOFINA hacen una interesante disertación sobre el estado económico del mundo y de casi todos los paises donde tienen negocios; se refiere, por ejemplo, con verdadera amargura, a las medidas severas de algunos gobiernos, que impide la prosperidad de los negocios -de sus negocios-; hace críticas a la legislación antitrusts y carga fuerte contra el nacionalismo económico; se manifiesta partidaria de la libertad económica, es decir, pide manos libres para sus negocios internacionales. Cuando se refiere a nuestro país, se expresa con optimismo sobre la forma como desarrolla sus actividades; habla con verdadera fruición de nuestra cosecha y se queja de la desvalorización de nuestra moneda.
No debemos olvidar que la SOFINA controla y, en realidad, es dueña del sistema de servicios públicos más importantes que posee el país; ha tomado la zona de mayor consumo de electricidad, el pequeño territorio donde se encuentra radicada más del 60% de la industria: Buenos Aires, todas las poblaciones hasta el Tigre, hasta La Plata, y hasta Rosario, el corazón y el comando de la economía de toda la República. La división política no pesa. Basta recordar que hace pocos días, a consecuencia de un accidente ocurrido en las usinas que la CHADE tiene establecidas en Puerto Nuevo, y que envía el fluido a todas las poblaciones, se interrumpió todo el servicio tranviario, se paralizo toda la industria, se interrumpieron las estaciones de radio y se paralizó la vida desde Buenos Aires hasta La Plata ¡A qué ha quedado reducido nuestro régimen municipal, nuestro federalismo! Y, lo que es peor, esto nos demuestra cuán débil son los recursos de las defensas de nuestros territorios, cuando ella puede depender de un audaz aviador extranjero que, bombardeando las usinas, podría dejarnos sin pan, sin agua y sin luz.
Uno de los negocios más interesantes que hacen las finanzas extranjeras por medio de SOFINA con este fuerte sistema unificado de nuestros servicios públicos, es la venta de carbón, principalmente carbón inglés, de las minas de SOFINA para las usinas de las empresas de electricidad y de la Compañía Primitiva de Gas. El negocio del carbón, que entra al país libre de derechos, se encuentra ligado al transporte de nuestra cosecha, hecho en buques extranjeros que vuelven con carbón como lastre. La SOFINA tiene muy buenos negocios en común con Dreyfus y Bunge & Born.
Como vemos, no escapa al control de las finanzas imperialistas una sola fase de nuestro proceso económico.
Debo recordar que las concesiones de electricidad y gas permiten regular las tarifas en función del precio de los combustibles, y el precio de estos se encuentra, en consecuencia, en las mismas manos que gobiernan los servicios públicos que los consumen".
Jorge del Rio
"El problema de la electricidad y el servicio público del gas"
En "Cuadernos de Forja" (Compiladora: Ana Jaramillo)
Ediciones de la UNLa - Colección Pensamiento Nacional
(Págs. 241-244)
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