sábado, 19 de diciembre de 2015

Modus operandi


El Grupo Macri crea Pago Fácil en 1994. Por entonces abre su primer local en San Isidro a media cuadra de la estación de trenes. La primera factura que cobra es de Telecom. Al momento de su fundación, el 25% de Pago Fácil era de capitales norteamericanos. 

En el año 1997 el entonces presidente Carlos Menem privatiza el Correo Argentino. Se hacen cargo FrancoMacri y su hijo Mauricio. A partir de allí se produce el crecimiento exponencial de Pago Fácil.

Seis años después, en 2003, Néstor Kirchner reestatiza el servicio postal. Por entonces el Correo Argentino se había presentado en concurso preventivo. Pero Pago Fácil ya estaba instalado como centro recaudador de capitales de cobro de servicios. El otro es Rapipago del Citibank.

¿Qué pasó en todo ese tiempo?

Los Macri ganaron la licitación prometiendo el canon mensual más alto de todas las empresas que se presentaron. Sabían que no lo iban a pagar.

¿Y para qué querían los Macri el Correo?

Fundamentalmente para dos cosas: Para perder Cartas Documento y para hacer crecer a costo cero la operatoria de Pago Fácil. Una sucursal del Correo, una sucursal de Pago Fácil. Crecimiento exponencial. Costo cero para ellos.

Las Cartas Documentos son un documento postal que utiliza al encargado de su traslado y entrega como testigo de la existencia de un reclamo.

Suelen utilizarse como prueba en los reclamos por conflictos entre de personas y/o empresas en el ámbito de los tribunales de Justicia.

Previo a su privatización en 1997 y tras su reestatización en 2003, las Cartas Documento debían presentarse en un formulario por triplicado y con cada uno de los formularios del triplicado con un numerado similar impreso. El formulario tenía un sentido claro. Uno de los formularios, el original, era enviado al destinatario. Otro quedaba en poder del remitente. Y el tercero era resguardado por el Correo. El número impreso en cada una de las copias permitía certificar que el original y las dos copias eran parte de un mismo corpus. Cada uno de los ejemplares tenía un color distinto. Una blanca, otra amarilla y otra rosa. No había forma de confundir cuál era cuál. Y que las tres eran parte de una misma.

Dos cambios introdujeron los Macri en las Cartas Documento durante su gestión al frente del Correo. Dos cambios estrictamente necesarios para desvirtuar el carácter documentario de esas Cartas. Le quitaron los colores. Y le quitaron la numeración. Así las Cartas Documento siguieron siendo enviadas por triplicado. Pero ya no tenían más un color identificatorio. Era igual el original que la copia  y el resguardo. Y ninguna de las tres tenía en común el número impreso. Con lo cual era posible introducir una carta apócrifa con absoluta facilidad.

Sin una identificación que mínimamente institucionalizara el carácter documentario de la carta y sin una numeración que permitiera identificarla para facilitar su búsqueda ¿qué sentido tenía reclamar su carácter de prueba ante un tribunal en medio de un litigio?

El Correo Argentino tiene cobertura en todo el país. Solo en una dimensión comparable con la cobertura de las sucursales del Banco Nación. Con el acceso a semejante cantidad de locales a costo cero para sumarlos a una cadena de recaudación on line y sin hacerse cargo del cánon correspondiente, no existía competencia posible.

Para cuando la licencia del Correo se presentó en quiebra y Néstor Kirchner reestatizó la prestación, la cadena de recaudación ya se había expandido y consolidado. 

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