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domingo, 24 de junio de 2012

Macri y la Teoría de Romay


Existió una época en Buenos Aires en la que existían solo cinco canales de televisión. Y uno de ellos apenas podía verse, por problemas de señal. Y era todo en blanco y negro. Y no había cable. Y las programaciones eran de 12 horas. Y había solo un par de horas de noticiero. Y un par de horas de programas para niños.

En esa época existió Alejandro Argentino Saúl Romay. El zar de la televisión. 

En esa época, como hoy, cada cuatro años había mundiales de fútbol. Y todos se empeñaban por los siguientes cuatro años para poder tener los derechos del mundial. Hasta el canal que casi no podía verse. Todos menos uno: Romay. ¿Y por qué?

Alejandro Romay había hecho del canal 9 un sello. El canal de las telenovelas, los noticieros sensacionalistas, los programas de sorteos, grandes valores del tango, feliz domingo, los decorados “que daban precario”… La marca de Romay era menor costo, mayor beneficio. Cómodo “único tercero” en todas las mediciones del rating.

Cada cuatro años los otros cuatro canales pagaban montañas de dinero para dividirse una misma y única porción de televidentes que devoraban mundial a cualquier hora. Y Alejandro Romay capitalizaba, sin pagar un solo derecho para el mundial, el resto de los televidentes, a los que no les interesaba ni un poquito ver un mundial de nada. Una planificación redonda.

Mauricio Macri, alcalde itinerante de la ciudad ¿autónoma? de Buenos Aires, pretende –tal vez sin saberlo- hacer lo mismo décadas después. Podría ser una planificación redonda. Pero Macri no es Romay.

Para ser presidente necesita entrar primero, pero a diferencia del otrora dueño de canal 9, con lo que le dejan del electorado no le alcanza de ninguna manera.
Tiene que dividir su magro porcentaje entre los varios que desde la misma derecha intenten lo mismo y necesitará verbalizar mínimamente sus propuestas sin que se note que todavía no cumplió las anteriores. 

Corre el año 2012 y ya demostró que no puede administrar un par de líneas de subte, dijo que está en contra de la nacionalización de YPF, fue el único que no acompañó al gobierno nacional en el reclamo ante la ONU por una negociación con el Reino Unido sobre Malvinas, está a favor de los últimos reclamos de Hugo y Pablo Moyano, y el año pasado nombró ciudadano ilustre de la ciudad de Buenos Aires a Federico Franco (¡vaya paradoja de los apellidos! Se llama Franco y colaboró con el golpe contra el presidente Lugo en Paraguay y le dicen el Cobos paraguayo), se opuso a vender sus posiciones en dólares.… y todo a lo que le falta oponerse hasta el 2015.  (Si es que para ese entonces no es condenado en alguna de las tantas causas penales que tiene abiertas).

Hoy en día pocas cosas son solo en blanco y negro. Campean los distintos colores por todos lados. Y en medio de ese arco iris, tarde o temprano las cosas se ven por algún canal.

Para porotear hay que saber contar.

viernes, 22 de junio de 2012

jueves, 14 de junio de 2012

Cacerolazos


(Diario La Nación, jueves 14/06/2012)
Cosas que suceden. Van cacerolean con teflón y después van a comer y reciben el cacerolazo gourmet.

lunes, 11 de junio de 2012

Demasiado odio



Hace 12 años que soy cronista en la radio pública y me ha tocado cubrir hechos que van desde la caída de De la Rúa con los saqueos a supermercados, cacerolazos –consecuencia de la deriva en la que estaba el país– y la jornada del 20 de diciembre en donde mataron a Gastón Riva a escasos 20 metros de donde yo estaba.

También realicé coberturas de marchas de trabajadores, piquetes de desocupados y el día que mataron a Kosteki y Santillán por citar algunos de los tantos hechos que tuve la ocasión de ver en forma directa.

Sin embargo, nunca tuve problemas ni temor de relatar en vivo lo que estaba sucediendo en tiempo real.
Algo distinto sucedió el jueves. Si bien me encontraba una vez más en una manifestación en Plaza de Mayo, el clima era distinto. Se podían oler perfumes caros, muy distintos al olor a pueblo que emanaba en las protestas anteriores. 

Pero lo curioso no era sólo eso, era que el odio y la violencia que no había experimentado en las clases postergadas, se expresaba a viva voz, y hasta con orgullo, de parte de los sectores más acomodados. 

Las cacerolas sonaban tratando de emular una tragedia que no existía y que se limitaba a cuestiones personales vinculadas a la manera en la que esas señoras y señores de clase media y media alta decidían ahorrar. En definitiva, era la compra de dólares, y no los recortes de salarios, ni de jubilaciones, ni los corralitos, lo que despertaba tanta desesperación.

Por eso, su único pedido era “Que se vayan los K”, y era imposible arrancar un argumento, una fundamentación, un deseo más profundo que el de destituir al gobierno.

Ahí sí, no había diálogo posible, porque los que querían “protestar” no tenían mucho para decir.

Lo más paradójico era que hacía pocos meses, el gobierno había sido elegido con uno de los porcentajes de adhesión más altos de la historia y que, no sólo su rumbo no había variado sino que había continuado con el mismo fin: ese bien común que parecía que a muchos había ilusionado.

Pero no, ahí, en la plaza, estaban los que no querían pensar en lo general, sino en lo particular.

miércoles, 6 de junio de 2012

Las manos en la masa

Dos de los profetas del odio que organizan cacerolazos, protestas y golpean trabajadores de prensa.







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