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sábado, 16 de mayo de 2015

Rating y dominación simbólica

Ahora veremos la diferencia, lo nuevo. Entre 1999 y 2002, el proceso revolucionario sólo contaba con un canal televisivo nacional de bajísimo rating (Venezolana de Televisión-Canal 8), con la Radio Nacional de Venezuela (RNV) y la emisora AM YVKE Mundial; las tres no sobrepasaban el 7% del mapa de la atención nacional en sus mejores momentos, según información del periodista argentino Tomás Eloy Martínez, que vivió exiliado en Caracas y realizó un estudio sobre los medios venezolanos para la organización académica CEDICE.

VTV, el canal del Estado, ni siquiera era del todo público, excepto por el financiamiento y el estatuto, pues estaba tomado por agrupaciones privadas de artistas que hacían negocios con el canal. El recuerdo que un venezolano promedio tiene de VTV es que era "aburrido", no que era público o estatal, aunque lo supiera. Aún así, su audiencia nunca pasó del 2,5% del rating nacional medido por la consultora MG Consulting. En buena medida, ese bajo nivel de inserción del canal del Estado fue una decisión económica privada de carácter monopólico, de los directorios del Grupo Cisneros (Venevisión) y de la ex Radio Caracas Televisión (RCTV), para controlar el mercado de consumo, el lucrativo royaltie de artistas y el mercado de la publicidad internacional y nacional. La cuenta era simple, si el canal estatal se veía mucho, ellos vendían menos.

El grado de opacamiento de VTV a favor de Venevisión y RCTV fue correspondiente al grado de control de estos monopolios privados sobre el espectro radioeléctrico, el aparato del Estado, los gobiernos, el régimen político y la economía venezolana. Los principales funcionarios (ministros, viceministros o el director de órgano regulador, CONATEL) eran postulados por las directivas de estos canales, y salvo diferencias transitorias o excepcionales (a comienzos de la década del 80), a esos funcionarios los "colocaban" el grupo Cisneros y el grupo Phels.

Este grado de concentración monopólica y la relación con el Estado, no sólo era beneficioso en términos de rentabilidad anual por el control de la publicidad oficial. También debe ser visto en las otras dimensiones necesarias a esa función capitalista: la reproducción del sistema del capital. Para lograrlo, ellos estructuran una red de dominación simbólica, como lo hicieron todos los modos de produccióny sus personificaciones desde que existen el Estado y la explotación orgánica del trabajo. Es decir, el capitalismo venezolano, apenas la expresión nacional de un sistema mundial de explotación y de Estados, no se habría consolidado en tan poco tiempo, sin la imposición de este sistema de reproducción simultánea de ideas, valores, mitos y creencias.

Aunque comenzó con el nacimiento mismo de la República en 1830, su fuerza de reproducción se potenció desde finales de la Segunda Guerra Mundial con el establecimiento de la televisión, en 1952. Así fue, en general, para el resto de América Latina, Asia y África. En Europa y  EEUU comenzó una década antes.

Algunas señales de este sistema de defensa y reproducción del capitalismo en Venezuela (y América Latina), en directa relación con la reproducción del imperialismo dominante (EEUU), las encontramos en estos datos de la Fundación Centro  Gumilla, una organización jesuítica que actuó en Venezuela desde la década de los 60:

En Venezuela la conquista cultural fue silenciosa pero intensa. Los siguientes datos estadísticos sobre el consumo cultural del venezolano en 1972, puede abrir luces de cómo actúa la alienación cultural imperial: En el año 1997, la película más vista en el cine fue 'El Mundo Perdido' (Jurassic Park II); las diez películas en el top ten de ese año fueron norteamericanas, y de los videos más alquilados de ese año, las 20 películas más vistas eran norteamericanas, teniendo como primer lugar 'Acoso Sexual'. La televisión dedicaba un 58,33% de las emisiones a programas de procedencia extranjera (EEUU) y un 41,67% a programas de factura nacional donde los dramáticos obtendrían un 18%, la información tendría un 12% (programas educativos y documentales no existían en la programación de ningún canal, salvo en VTV, el canal del Estado). En radio, la música más escuchada en el top ten, eran todas canciones norteamericanas, estando en el primer lugar las Spice Girls; y en el top ten latino Fernando y Florentino. El principal destino de los paseos de los caraqueños en 1997 era los centros comerciales (53%).

Además de los tres medios estatales mencionados, venidos a menos para esa fecha, existía alguna que otra emisora radial o revista en Caracas y en el interior, que apoyaban el proceso político que comenzaba a andar. Ninguno contaba con raíces sociales y audiencia masiva, ni podía calificarse como mass media, aunque fueran del espectro que los arropaba bajo esa oronda definición. Tampoco conformaban un sistema de medios ni siquiera limitado a tres, que ya serían suficientes para ser un sistema, como ocurre en algunos países nórdicos de Europa, por ejemplo Suecia, Holanda y Noruega. Además de la debilidad estructural de los tres medios y de señales débiles, no había conexión entre ellos, sus directores no planificaban nada en común, aún siendo del mismo Estado y su gobierno actual. YVKE, por ejemplo, se integró al MPPCI, recién en 2003.

Esta fragilidad comunicacional quedó retratada en una escena de la película La revolución no será transmitida,  donde el presidente venezolano exige a sus ministros, en medio de una reunión de Gabinete, acudir a los medios locales de provincias para informar de lo que hace el gobierno. Esa reunión es de octubre de 2001, casi tres años después de haber comenzado el proceso político en su forma gubernamental.

La ausencia de una sistema de medios propios al comienzo del régimen bolivariano en 1999, se explica, entre otras razones, por el carácter eruptivo del proceso bolivariano. Al no surgir de un movimiento político previo, madurado en años de organización y cultura política, y estar sólo basado en acontecimientos radicales como los que conmovieron al país ente el Caracazo y 1999 (o 2002), no se pudieron construir una o varias herramientas periodísticas como medios masivos propios. El proceso político venezolano se ha hecho revolucionario, pero poco orgánico, con pocas mediaciones de organizaciones de masa. Eso explica, en términos relativos, el peso sobredimensionado adquirido por el líder y la palabra del líder. Entre 1999 y 2002 no existió un medio arraigado en el pueblo pobre y los trabajadores. Esto comenzó a aparecer después de 2002, con cuatro medios: Aló Presidente, RNV, VTV y Aporrea.


En "Medios y Poder en Venezuela", Págs. 35/38
Colección El ojo en la lupa.
Eco Ediciones, Buenos Aires, 2010.