Mostrando entradas con la etiqueta definición. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta definición. Mostrar todas las entradas

domingo, 23 de febrero de 2014

¿Cambios?



El pasado 19 de febrero, el ¿diario? La Nación le comunicó a sus lectores el nuevo perfil que aplicará a sus redacciones a partir del próximo 1ª de marzo, en los siguientes términos:

"Cambios en la conducción de LA NACION

Guillermo Rivaben, nuevo gerente general; Carlos Guyot, secretario general de Redacción.



Desde el 1° de marzo próximo, LA NACION realizará una serie de cambios en la dirección de la compañía y en la conducción de la Redacción. Guillermo Rivaben será el nuevo gerente general con responsabilidad sobre el negocio diario, digital y Publirevistas, y Carlos Guyot, el nuevo secretario general de Redacción.


Rivaben tiene 47 años, es ingeniero electrónico por la UBA, y en los últimos cuatro años se desempeñó como director general de la empresa Personal, del Grupo Telecom. Bajo su dirección, Personal se convirtió en la compañía número uno en términos de facturación en la Argentina en el segmento de telefonía móvil.


Rivaben había iniciado su carrera en el Grupo Telecom en el año 1994. Luego entre los años 2000 y 2003 se desempeñó como vicepresidente regional de Marketing de AT&T Latinoamérica. A su regreso a Telecom asumió como director de marketing de Personal; amplió posteriormente sus responsabilidades hasta su última función.


Héctor D'Amico ha sido designado nuevo director de Comunicaciones Corporativas de LA NACION y dejará la función de secretario general de Redacción, cargo que ocupó desde julio de 2001. Carlos Guyot lo sucede en esa posición.

Guyot tiene 44 años, es periodista y diseñador, licenciado en ciencias de la comunicación por la Universidad Austral, y magíster en gestión de empresas de comunicación por la Universidad de Navarra. Ingresó en LA NACION en 1996, y luego de su paso por diversas secciones fue designado director de Arte en 2006.


En 2009, se convirtió en el primer director de Innovación de la compañía; asumió directa responsabilidad sobre el desarrollo y la implementación de los procesos de actualización de los productos y la Redacción de la nacion.


En 2011, fue nombrado prosecretario general de Redacción y se incorporó así a la conducción editorial del diario. Un año después, lideró el último rediseño en la versión papel, que mereció gran aceptación entre lectores y anunciantes.


D'Amico condujo la Redacción durante 13 años, período en el que llevó adelante un conjunto de importantes transformaciones en el diario papel y su coordinación con la plataforma online.


Durante este período, el diario no solamente alcanzó un destacado posicionamiento en el mercado local de medios, sino que también marcó importantes hitos por su innovación tanto en el diseño de sus páginas como en el tratamiento de sus contenidos.


La nueva conducción de la Redacción se completa con dos prosecretarios generales: Carlos M. Reymundo Roberts y Claudio A. Jacquelin.


Reymundo Roberts, que ya venía desarrollando esa función, ingresó en LA NACION en 1983. Pasó por diversas secciones, fue corresponsal en América latina y editor del suplemento Enfoques. Actualmente también es codirector del Máster en Periodismo de LA NACION y la Universidad Di Tella.


Jacquelin, nuevo prosecretario general, tiene 51 años, es periodista y en 1983, mientras estudiaba abogacía en la UBA, comenzó a colaborar con la Redacción de LA NACION, a la que se incorporó en 1986. Desde entonces se desempeñó como redactor en diversas áreas; fue editor de las secciones Locales e Información General. En 1997, fue designado secretario de Redacción, cargo en el que ha tenido bajo su responsabilidad las secciones Información General y Política, y el suplemento Enfoques.


Con estos cambios, LA NACION reafirma su vocación por la excelencia, al tiempo que renueva el desafío de innovar sus productos editoriales en todas las plataformas, acorde con la demanda de lectores y anunciantes".


El que avisa no es traidor.

lunes, 17 de febrero de 2014

Verdades de papel

"Bertrand Russell propone que las escuelas enseñen el arte de leer los diarios con incredulidad. Pienso que esta disciplina socrática no sería inútil. De las personas que conozco muy pocas la cumplen. Se dejan engañar por artificios tipográficos o sintácticos: piensan que un hecho ha sucedio porque está impreso en grandes letras negras, confunden la verdad con el 'cuerpo12', no quieren entender que la afirmación 'Todas las tentativas de los atacantes para avanzar hacia B se han frustrado sangrientamente', es un mero eufemismo para admitir la pérdida de B."

Jorge Luis Borges (1980)
-Citado por Lucrecia Escudero 
en "Malvinas: El gran relato".
Colección El Mamífero Parlante, Serie Menor.
 Gedisa Editorial-

viernes, 17 de enero de 2014

Prisila

Por Horacio Cecchi*

Ya sé que Priscila se escribe con “ese” seguida de “ce”. Ya lo sé. Incluso estuve gugleando el nombre, ese desmentidero moderno que no hace más que desinformar pero con profunda actualidad, y me dio su supuesto origen: Priscila es un nombre latino y lleva la “c” porque es un diminutivo de Prisca, que tiene toda su arqueología judaica en la antigua Roma, niña que terminó siendo mártir pero cuya historia no viene al caso, salvo su escritura. Que no es poco.

En la nota que escribí sobre Prisila, la niña asesinada a golpes en Berazategui (La muerte de una niña abandonada) su nombre lo escribí sin la “c” latina, sin la “c” de Prisca. Una omisión a su origen, o al origen de su nombre, digamos, aunque para ese entonces, cuando escribí la nota, desconocía que existiera el nombre Prisca, y de todos modos no hubiera modificado mi decisión. Porque, aclaro, escribir Prisila sin “c” fue una omisión adrede, consciente y decidida.

Ocurre que Prisila era indocumentada, no estaba inscripta. Como bien dice Zabalza en su opinión "No sólo es amor, Madre", no hubo el “significante que representa a un sujeto para otro significante, en este caso, la comunidad toda”. Prisila no estaba inscripta para que la comunidad la reconociera. Y al ser indocumentada, ese reconocimiento que sería la vara que, entre otras cosas, convalidaría la “correcta” escritura, no existía. O era casero. Menudo reconocimiento tenía a juzgar por su final. Es decir, Prisila que debía ser Priscila, en realidad para el Estado era “nadie” con minúscula y sin “c” ni “s”. El único documento que pude encontrar para contrastar su nombre fue un volante, que volqué al inicio de la nota, en cuyo texto se podía leer claramente “Prisila”. Me preguntaron en tono correctivo si sostenía Prisila y con qué fundamento o si, preferentemente, me volcaba a la escritura “bien”. Expliqué que el único documento que encontré de ella era ese volante.

No era poco. En última instancia, se trata de reproducir lo más fielmente posible el nivel de no representación que tenía la niña, al punto que su nombre, Prisila, escrito era el pasaje del nombre hablado, de la oralidad de su nombre indocumentado. Qué más que un volante casero en el que se la buscaba, nada menos que un volante de búsqueda con su nombre hablado. Podría haberse llamado Pricila o como se les hubiera antojado llamarla y modificar su nombre cada día, porque no había otra ley que la identificara que la que la mantenía indocumentada y que es la que la inscribió desde la oralidad o simplemente nunca supo o nunca se interesó en saber cómo se escribía Prisila, si con “c” o sin ella. Supongo que si le hubiera interesado, hoy Prisila podría ser Priscila (o Priscilla, como Priscilla Presley) y estar viva.

Al salir publicada la nota, al día siguiente, pude comprobar que ninguno de mis colegas se detuvo en el nombre y que todos, absolutamente todos, corrigieron, por simple deducción suponiendo que se trataba de un error de escritura. ¿Error de escritura o representación de su vida? ¿Desde qué lugar corregir? ¿Corregir aplicando qué criterio? Desde qué lugar decir lo que está bien si al relatar el caso se omite al Estado de la historia de indocumentación, cuando es el Estado diccionario el que determina la ortografía.

¿Escribir Priscila en lugar de Prisila surge a partir de una corrección ortográfica o moral? En este caso, sospecho, cualquier corrección ortográfica es moral. No sé por qué siento que sostenerla sin la “c” es mantener toda la fidelidad que puedo con esa niña salvajemente anulada, y cuyo nombre, Prisila, se mantiene diferente, reconocida, rebelde a la ortografía que la perdería de nuevo, en el común de las Priscilas.

* Aparecida el 16/1/2014 en http://horaciocecchi.wordpress.com con el título "¿Priscila o Prisila? La ortografìa moral"

jueves, 18 de julio de 2013

Una forma de mirar *



CRÓNICA es popular. 

Viaja con la gente, en tren o en colectivo. 
 Sus noticias se van sumando a la página 
con la misma prisa de los pasajeros. 
Empujan y entran.


Crónica se lee en el viaje al trabajo. 
O en viaje a su búsqueda. 
O en los mates compartidos después del regreso diario. 

Crónica hace la fila en el hospital público. 

Es de Boca o de River. 
O de un equipo del ascenso. 
Crónica puede contar cualquier deporte si es la gesta de una selección nacional. 

Tiene posturas claras. 
Por eso cada vez que habla de Inglaterra dice Piratas. 
O cuando habla de Estados Unidos dice Yankis.


Crónica Espectáculos es cada fama de cada cinco minutos de fama.


Crónica no aumenta de precio los días que trae suplementos. 
Casi no hay tiempo para leerlos. 
No acostumbra publicar fascículos. 
Su lector no tiene plata ni lugar para coleccionar.


Crónica se ocupa de la timba y las carreras porque es la forma en la que muchos  imaginan mejorar su vida. 
Por un golpe de suerte.


Crónica es la historia de esa fidelidad con su gente.


---------
Hoy, Crónica es propiedad de un grupo inversor vinculado a la UOM y a FORJAR. 

Ya no es Héctor Ricardo García, 
ni Ariel Delgado, 
ni Marta Ferro. 

A Clarín ya no le interesa comprarlo, 
como históricamente intentó. 
Para derrotarlo tuvo que esperar que 
García fuera procesado por evasión impositiva. 
Y publicar gratuitamente La Razón durante años. 

Crónica hoy es otra cosa. 
Aunque todavía persistan girones de aquella historia.

* Escribí este texto en Octubre de 2008. Crónica salía $1,90

miércoles, 5 de junio de 2013

Diseño


No hay nada como poner una ¿noticia?
al lado de la otra para que no se te escape nada.

"Scioli sabe que gana cuando el kirchnerismo lo vapulea por gestos como el de ayer".

Scioli sabe... pero no se lo avisó a su cara.

martes, 7 de mayo de 2013

Manual de estilo


CRÓNICA es popular. Viaja con la gente, en tren o en colectivo. Sus noticias se van sumando a la página con la misma prisa de los pasajeros. Empujan y entran.


Crónica se lee en el viaje al trabajo. O en viaje a su búsqueda. O en los mates compartidos después del regreso diario. Crónica hace la fila en el hospital público. Es de Boca o de River. O de un equipo del ascenso. Crónica puede contar cualquier deporte si es la gesta de una selección nacional. Tiene posturas claras. Por eso cada vez que habla de Inglaterra dice Piratas. O cuando habla de Estados Unidos dice Yankis.


Crónica Espectáculos es cada fama de cada cinco minutos de fama.


Crónica no aumenta de precio los días que trae suplementos. Casi no hay tiempo para leerlos. No acostumbra publicar fascículos. Su lector no tiene plata ni lugar para coleccionar.


Crónica se ocupa de la timba y las carreras porque es la forma en la que muchos  imaginan mejorar su vida. Por un golpe de suerte.


Crónica es la historia de esa fidelidad con su gente.

 

(Hoy, Crónica es propiedad de un grupo inversor vinculado a la UOM y a FORJAR. Ya no es Héctor Ricardo García, ni Ariel Delgado, ni Marta Ferro. A Clarín ya no le interesa comprarlo, como históricamente intentó. Para derrotarlo tuvo que esperar que García fuera procesado por evasión impositiva. Y publicar gratuitamente La Razón durante años. Crónica hoy es otra cosa. Aunque todavía persisten girones de aquella historia).


-Este texto fue escrito en octubre del 2008. Ayer, cuando un grupo de trabajadores de Ford intentó cortar la autopista Panamericana en reclamo por el despido de 16 trabajadores, CrónicaTV fue el único canal en el podías enterarte de lo que estaba pasando por el zócalo y el relato. En el resto de los canales de noticias solo interesaba transmitir una angustiante sensación de caos vehicular y humano e inminente represn de la protesta-