viernes, 31 de enero de 2014

Costo de vida


"Poco después que comenzó la radicación de la alta clase en el Barrio Norte, comenzó la jerarquización de ciertas zonas también del norte, como residenciales, porque fueron elegidas por los gerentes y altos funcionarios de las empresas extranjeras, generalmente ingleses o alemanes que prefirieron domiciliarse cerca de las estaciones del ferrocarril Central Argentino, constituyendo grupos diferenciados de la población nativa.

No había respecto de esto las prevenciones que originaban los inmigrantes de los países del Mediterráneo, pues se atribuía a los anglo-sajones y germánicos un nivel cultural superior al de los inmigrantes provenientes del medio día de Europa. Esto era conforme a los prejuicios racistas comunes a la ilustración de la época que a su vez germánicos y británicos cuidaban de evidenciar diferenciándose meticulosamente de los nativos. A diferencia de los españoles, italianos, turcos y judíos, se trataba de 'gente bien' y a esta le resultaba fácil manifestarse como tal con los recursos que le proporcionaban sus empleos en las grandes empresas de los que estaban excluidos los nativos. Por su parte, como ya se ha visto cuando se habló de la inmigración británica, inmediatamente posterior a la Independencia, se les exigían formas de vida diferenciadas del común indígena y con un comportamiento en el que intentaban reproducir el estilo de las clases altas europeas.

Especialmente en Belgrano Alto se constituyeron estos núcleos que se fueron extendiendo a las estaciones suburbanas del ferrocarril Central Argentino a medida que comenzaba el fraccionamiento de las viejas quintas. Los primos pobres ahí radicados sintieron sus barrios ennoblecidos con la presencia de los nuevos vecinos y comenzaron a adoptar sus pautas con preferencia a las de la alta clase que les eran económicamente inaccesibles. También les era inaccesible los barrios del Socorro y el Pilar, en la parte distinguida de esta. Durante bastante tiempo el modelo propuesto estuvo constituido por los residentes extranjeros y la aspiración máxima del sector fue asimilarse a ellos tener acceso a sus clubs, practicar sus mismos deportes y vestirse de manera parecida. No se abandonó de la vieja sociedad en la indumentaria solemne del traje oscuro y la camisa de cuello, pechera y puños almidonados para ir al 'centro', pero en el ambiente residencial fue elegante exhibir las indumentarias deportivas que esos extranjeros utilizaban allí. La práctica del tenis, el rugby y más adelante del golf, permitió el acercamiento y la adopción de hábitos comunes, distintos a los de la clase alta, que nunca fue muy deportiva como no lo habían sido sus modelos europeos de la aristocracia, salvo en los deportes reales que además se avenían con la condición de grandes propietarios rurales: la cría de caballos de carrera y su prolongación en los hipódromos, y más tarde el polo, dos modalidades deportivas a que eran ajenos gerentes y funcionarios, cuyos sueldos cuantiosos en cuanto al nivel medio de los mejores sueldos argentinos, no permitían esa clase de deporte demasiado costosos.

Pronto aparecieron los chicos típicos de esos barrios disfrazados de inglesitos con la gorrita de colores en la punta de la cabeza y los sacos listados, que además advertían con su indumentaria que eran alumnos de las escuelas extranjeras en un principio destinadas exclusivamente a los empleados coloniales.

En este momento bastante anterior a la aparición del 'medio pelo', Belgrano, Vicente López y Olivos comienzan a constituir una especie de Barrio Norte con gente que adquiere un status propio de nivel superior al de la clase media de los otros barrios y que es el resultado de la simbiosis de pautas tradicionales con las aportadas por los residentes extranjeros de origen germánico y anglo-sajón. Se constituye una especie de sociedad distinta a la de la Alta Sociedad porteña, a la que no se tiene acceso, pero tampoco se busca. Extranjeros y nativos se encuentran satisfechos en el status así creado y van identificando grupos que, ya consolidados, serán el punto de referencia para el momento que la alta clase media y la burguesía que surgirá después de la modernización de la economía argentina intenten atribuirse un status calificado. Entonces los recién llegados encontrarán en este grupo una imagen de la Alta Sociedad, accesible, y este a su vez se empeñará en jugar el papel que se le atribuye desnaturalizándose con la adopción de pautas que le eran extrañas.

Sobre esa base empezaron la comedia de equívocos que constituye el 'medio pelo'."

Dn. Arturo Jauretche
"El medio pelo en la sociedad argentina"
A. Peña Lillo Editor
(Noviembre de 1966)

Bloque económico


Cristina Fernández de Kirchner
Presidenta de los más de 40 millones de argentinos
Plenario de la Cumbre de CELAC 2014
28 de enero de 2014
Cuba

martes, 28 de enero de 2014

Detrás de esas paredes


El primer censo carcelario en Argentina es de 1906. Era presidente de la nación Figueroa Alcorta. Los primeros cómputos van a conocerse el 31 de diciembre de ese mismo año. 

Un par de números: había 65 cárceles en todo el país y 8.011 reclusos de los cuales estaban condenados solo 3.206. El resto eran encausados. La mayor cantidad de presos estaban en esa condición por hurto. Eran 1.740. 

Sin embargo había un solo preso por usurpación de bienes. Acababa de terminar la primer presidencia de Julio Roca, que no se cansó de repartir tierras pertenecientes a los pueblos originarios del sur argentino entre los integrantes de la oligarquía nacional. 

Según cuenta Carlos Cúneo en "Las cárceles" (publicado en 1971 por el Centro Editor de América Latina) el ranking de condenados por provincias era el siguiente: Capital Federal, Provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba y Mendoza. La Rioja no tenía ningún condenado pese a tener una cárcel pública con capacidad para 10 detenidos.

Agrega Cúneo: "El estudio minucioso de las posibilidades de alojamiento, trajo como consecuencia, según se advirtió, una primera comprobación: el numero de presos  (8.011) superaba las posibilidades de las prisiones habilitadas por aquel entonces (podían alojar solo 7.126 recluidos incluyendo el anexo psiquiatrico y hospital de la Penitenciaria Nacional). Pero algo aún más grave habría de develarse: presos condenados  a penitenciarías cumplían sus condenas en cárceles de encausados, estos en penitenciarias, algunas mujeres se alojaban en cárceles de varones y algunos varones purgaban sus delitos en prisiones de mujeres. Por otra parte, del informe elevado por Ballvé y Desplats se extraía una conclusión bastante pesimista: muchas cárceles de provincia debían ser inutilizadas por no ofrecer las condiciones mínimas de seguridad. Se había concientizado el pandemonium."

Era 1906. Podría ser un informe generoso de cualquiera de los años que siguieron.

lunes, 20 de enero de 2014

Mundo Pizza

..."las fuerzas de seguridad en la Argentina cuentan con 205 mil miembros de fuerzas provinciales y otros cien mil de fuerzas nacionales, además de 150 mil trabajadores registrados abocados a tareas de seguridad, además de los trabajadores no registrados. Por lo tanto, si uno toma sólo los registrados formalmente hoy hay casi 455 mil personas afectadas a seguridad". 

Jorge Milton Capitanich, Jefe de Gabinete argentino
entrevistado por Nicolas Llantos y Fernando Cibeira 
en Página 12 del 19/1/2014

viernes, 17 de enero de 2014

Prisila

Por Horacio Cecchi*

Ya sé que Priscila se escribe con “ese” seguida de “ce”. Ya lo sé. Incluso estuve gugleando el nombre, ese desmentidero moderno que no hace más que desinformar pero con profunda actualidad, y me dio su supuesto origen: Priscila es un nombre latino y lleva la “c” porque es un diminutivo de Prisca, que tiene toda su arqueología judaica en la antigua Roma, niña que terminó siendo mártir pero cuya historia no viene al caso, salvo su escritura. Que no es poco.

En la nota que escribí sobre Prisila, la niña asesinada a golpes en Berazategui (La muerte de una niña abandonada) su nombre lo escribí sin la “c” latina, sin la “c” de Prisca. Una omisión a su origen, o al origen de su nombre, digamos, aunque para ese entonces, cuando escribí la nota, desconocía que existiera el nombre Prisca, y de todos modos no hubiera modificado mi decisión. Porque, aclaro, escribir Prisila sin “c” fue una omisión adrede, consciente y decidida.

Ocurre que Prisila era indocumentada, no estaba inscripta. Como bien dice Zabalza en su opinión "No sólo es amor, Madre", no hubo el “significante que representa a un sujeto para otro significante, en este caso, la comunidad toda”. Prisila no estaba inscripta para que la comunidad la reconociera. Y al ser indocumentada, ese reconocimiento que sería la vara que, entre otras cosas, convalidaría la “correcta” escritura, no existía. O era casero. Menudo reconocimiento tenía a juzgar por su final. Es decir, Prisila que debía ser Priscila, en realidad para el Estado era “nadie” con minúscula y sin “c” ni “s”. El único documento que pude encontrar para contrastar su nombre fue un volante, que volqué al inicio de la nota, en cuyo texto se podía leer claramente “Prisila”. Me preguntaron en tono correctivo si sostenía Prisila y con qué fundamento o si, preferentemente, me volcaba a la escritura “bien”. Expliqué que el único documento que encontré de ella era ese volante.

No era poco. En última instancia, se trata de reproducir lo más fielmente posible el nivel de no representación que tenía la niña, al punto que su nombre, Prisila, escrito era el pasaje del nombre hablado, de la oralidad de su nombre indocumentado. Qué más que un volante casero en el que se la buscaba, nada menos que un volante de búsqueda con su nombre hablado. Podría haberse llamado Pricila o como se les hubiera antojado llamarla y modificar su nombre cada día, porque no había otra ley que la identificara que la que la mantenía indocumentada y que es la que la inscribió desde la oralidad o simplemente nunca supo o nunca se interesó en saber cómo se escribía Prisila, si con “c” o sin ella. Supongo que si le hubiera interesado, hoy Prisila podría ser Priscila (o Priscilla, como Priscilla Presley) y estar viva.

Al salir publicada la nota, al día siguiente, pude comprobar que ninguno de mis colegas se detuvo en el nombre y que todos, absolutamente todos, corrigieron, por simple deducción suponiendo que se trataba de un error de escritura. ¿Error de escritura o representación de su vida? ¿Desde qué lugar corregir? ¿Corregir aplicando qué criterio? Desde qué lugar decir lo que está bien si al relatar el caso se omite al Estado de la historia de indocumentación, cuando es el Estado diccionario el que determina la ortografía.

¿Escribir Priscila en lugar de Prisila surge a partir de una corrección ortográfica o moral? En este caso, sospecho, cualquier corrección ortográfica es moral. No sé por qué siento que sostenerla sin la “c” es mantener toda la fidelidad que puedo con esa niña salvajemente anulada, y cuyo nombre, Prisila, se mantiene diferente, reconocida, rebelde a la ortografía que la perdería de nuevo, en el común de las Priscilas.

* Aparecida el 16/1/2014 en http://horaciocecchi.wordpress.com con el título "¿Priscila o Prisila? La ortografìa moral"

jueves, 16 de enero de 2014

La justicia natural(izada)

Es un hecho. Vestida solo con una sábana para salir a la calle a buscar pruebas de delitos complejos, sosteniendo una espada con una mano, una balanza con la otra y con una venda que te tapa los ojos y los oídos es imposible impartir justicia.

Así es como suceden cosas como estas.

-I-

Jorge Ariel Wayar vivía en la villa El Libertador, en las afueras de Córdoba capital.  Fue detenido el 10/5/96. Lo acusaron de haberle robado a dos jóvenes a punta de pistola una moneda de un peso, una campera y un par de zapatillas. Pero al momento de detenerlo solo se le encontró una moneda de la que no se pudo comprobar el origen. 

Sin embargo, la Cámara sexta del Crimen de Córdoba lo condenó a cinco años de prisión. Wayar salió en libertad tras cumplir los 2/3 de la condena. Todo ese tiempo lo pasó encarcelado a 200 kms de su casa, en el penal de San Francisco. En la misma ciudad dónde nacieron Domingo Felipe Cavallo y el Grupo Arcor.

-II-

En octubre de 1982, Alejandro Olmos presentó una denuncia ante los tribunales argentinos pidiendo que se investigara el origen y se determinara los culpables de la deuda externa generada en el país desde 1976.

Cuando la junta militar tomó el poder aquel 24 de marzo, Argentina debía alrededor de seis mil millones de dólares. Cuando Benito Bignone dejó el gobierno en manos de un presidente democráticamente elegido, el país debía cinco veces más.

Sin poder determinar la existencia de culpables, la investigación generada por la denuncia de Olmos fue cerrada en el año 2000. El juezresolvió "SOBRESEER DEFINITIVAMENTE en la presente causa N° 14467(expte 7723/98) en la que no existen procesados (art. 434 inc. 2° del Código de Procedimientos en Materia Penal)".


-III-

Baby Etchecopar es actor y conductor de televisión y radio. Trabaja en C5N y Radio 10 dos espacios históricamente ubicados a la derecha de la sociedad. Desde allí defienden la mano dura, reclaman cuando siente que se les respetan los derechos a los delincuentes, están contra los piquetes y/o cualquier forma de reclamo de parte de los trabajadores que ellos consideren que afectan los derechos de la clase media. Baby Etchecopar vive en San Isidro.

El 12 de marzo de 2012 un grupo de asaltantes entró a su casa con fines de robo. Tomaron de rehén al hijo de Etchecopar y a su novia, a la esposa del conductor y a su hija embarazada y al mismo Etchecopar. Hubo un tiroteo: 37 disparos, 12 de Etchecopar. Un delincuente muerto y otro herido.

La condena fue  de 9 años y 13 años y cuatro meses para los asaltantes. Etchecopar fue sobreseido por el crimen de Alejandro Montilla. El tribunal que impuso las penas fue la sala I del la Cámara de Apelaciones y Garantías de San Isidro.

-IV-

El sacerdote católico Julio César Grassi tardó casi diez años en llegar a la cárcel por abuso sexual agravado y corrupción de menores. Los niños estaban a su cuidado en la "Fundación Felices los Niños".

El proceso contra Grassi comenzó entre fines de 2002 y comienzos de 2003. La primera condena, a 15 años de prisión, se conoció en junio de 2009. El Fiscal había pedido 30 años de prisión y los abogados de las víctimas entre 20 y 37). En septiembre de 2010 el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de Morón confirmó la condena pero dictaminó que Grassi quedaría en libertad hasta que la condena estuviera firme.  

  Julio César Grassi quedó a disposición del Servicio Penitenciario bonaerense recién el 23 de septiembre de 2013.

-V-

Mario Fendrich era era subtesorero del Banco Nación de la ciudad de Santa Fe cuando en el 23 de septiembre de 1994 desaparecieron de la bóveda de la sucursal 3.000.000 de pesos y 187.000 dólares. Fue condenado por peculado a 7 años 2 meses y 15 días de prisión. Fendrich quedó en libertad condicional tras algo más de 7 años de detención en la cárcel de Las Flores (Santa Fe) el 29 de octubre de 1999. El dinero nunca apareció.

En diciembre de 2001, el entonces ministro de economía argentino, Domingo Felipe Cavallo, anunciaba restricciones para la extracción de dinero de cuentas corrientes, cajas de ahorro y plazos fijos. (Cavallo también fue ministro de economía de Carlos Menem durante los '90 y el funcionario económico de la última dictadura argentina que estatizó la deuda privada haciendo cargo a los futuros gobiernos de los pagos de los créditos pedidos y usufructuados por empresarios privados en Argentina entre 1976 y 1983). 

Los banqueros que durante años tomaron en Argentina dinero de sus clientes a  valor similar entre pesos y dólares, en los días previos al corralito desaparecieron de sus tesoros la moneda estadonidense. La paridad dólar peso se rompió y los ahorristas jamás recibieron ni los dólares ni su diferencia equivalente en pesos. No se conoce ningún directivo ni dueño de banco que este preso por aquellos robos.

(Continuará...)