sábado, 27 de octubre de 2012

Mocashines de abrir caminosh



Por Pepe Subizar *

Néstor vino a cambiar la historia. Ya lo sabemos. Vino junto, codo a codo, con Cristina. Prometían un país en serio. Y cómo cumplieron. Habíamos perdido toda perspectiva. Ofrecer un país en serio en aquel país vaciado, roto, desgajado y todo dado vueltas era –fue- ultrarecontrarevolucionario. Estas líneas son en primera persona porque –me parece- es una buena referencia. Nos permite tomar conciencia de lo que los procesos colectivos hacen en nosotros.


Yo no lo voté. Peor. Yo hice campaña en contra. Cuando me preguntaban, yo decía “¿cómo voy a votar al candidato de Duhalde con Scioli de vice?” Poco me duró. Mientras veía su asunción me di cuenta de que me había equivocado. Lo veía mezclándose en la Plaza con la gente como uno más en esa plaza a la que ningún político podía bajar, en esos días en los que “se tenían que ir todos”. Lo veía moviendo el bastón presidencial para acá y para allá, jugando como pibe al que le regalan lo que le había pedido a los reyes. Lo veía y lo escuchaba dando ese discurso de asunción en el Congreso. Y pensaba “me equivoqué”. Y tenía razón.

(Paradojas del destino. Al comienzo de la segunda década infame también me equivoqué. Mejor dicho, peor. No me equivoqué porque no pude. Estaba viviendo en Neuquén. Y no voté. Igual hacía campaña. Y decía por fin. Me preguntaban y contestaba “¿cómo no votar la revolución productiva y el salariazo contra el lápiz rojo de Angeloz?”. Me duró poco y no por virtudes de Angeloz. Mientras veía la asunción me di cuenta de que me había equivocado. Veía ese balcón con el tipo rodeado por Alsogaray y su hija, Isaac Rojas… y decía me equivoqué. Y tenía razón).

Lo más importante que hizo Néstor desde su gobierno fue la recuperación del campo simbólico. Más allá de cada una de las enormes medidas que tomó. Ese trabajo de albañil aplicado que pone cada ladrillo donde tiene que ir. Acomodando cada palabra con su significado. Arreglando ese teléfono descompuesto en que se había transformado la política – la condición política, la conducción política-.

Por aquellos días de 2003 no éramos muchos. Todo el tiempo, en cada lugar, la discusión con los compañeros era constante. “¿Y qué hizo? No hizo nada. Son solo gestos. No le cuesta nada”, nos decían. Pero esos gestos, eshos guiños de Néstor, eso “que no le costaba nada”, no había sido hecho por nadie antes. 

Nunca antes un presidente dijo vamos a hacer un país para todos. Y se puso manos a la obra a hacerlo.
Nadie antes había dicho yo no vine para dejar mis principios en la puerta de la casa de gobierno. Y los entró con él.

Nadie antes había iniciado su gobierno amenazado por el ¿diario? La Nazión con durar menos de un año si no cumplía con el pliego (que incluía el plan de gobierno que debía aplicar) que pretendió alcanzarle Claudio Escribano, el jefe de redacción del diario que Bartolomé Mitre fundó para contar la historia como él quería que fuera. Y terminó su mandato haciendo todo lo contrario. (Ellos sí tuvieron en claro quién era Néstor desde siempre).

Nadie antes había dicho esta deuda es injusta. Y decidió que esa deuda no iba a pesar sobre los hombros de su pueblo.

Nadie antes había dicho yo soy hijo de las Madres de Plaza de Mayo. Y las incluyó en cada una de las políticas de Memoria, Verdad y Justicia que encaró. Y que fueron su plan de gobierno.

Nadie antes había dicho esta Corte Suprema es una vergüenza. Y la cambió por otra democráticamente construida.

Nadie antes tuvo una ministra de defensa. Nadie antes tuvo una ministra de economía.

Nunca antes un presidente pidió perdón como integrante del Estado por los crímenes que cometió la dictadura. Y lloró mientras lo decía.

Nadie antes dijo la dictadura no tiene lugar en nuestras fuerzas armadas. Y bajó los cuadros en el colegio militar.

Nadie antes dijo la iglesia asesina no tiene nada que ver con nosotros. Y mandó al  capellán militar Baseotto a buscar trabajo digno (que por supuesto no consiguió).

Nadie antes tuvo unos mocasines que reflejaran tan fielmente cuan el pueblo era.

Nadie antes le había dicho al rey de España yo no puedo decirle su majestad.

Nadie antes había dicho el de Estados Unidos no es nuestro proyecto. Y le dijo no al Alca y se juntó con sus amigos Hugo y Lula para refundar y fortalecer el proyecto de Patria Grande que pensaron San Martín y Bolívar.

Nunca antes un presidente había dicho somos todos iguales. Y cuando fue legislador impulsó y votó la ley de matrimonio igualitario.

Nunca antes un presidente fue compañero de su pueblo.

Nunca antes alguien bajó un cuadro para crear miles. (Néstor hiciste florecer mil flores).

Nunca antes un presidente electo le había pasado la banda presidencial a una presidenta electa.

Nunca antes un presidente le dijo asesinos a los asesinos.  Y se puso al frente de la investigación por el crimen de Mariano Ferreyra. Y aportó el primer testigo contra Pedraza.

Nunca antes alguien había puesto el corazón en construir un país más justo. Y se le había roto en eso.

* Publicado en/por Identidad Colectiva
http://www.identidadcolectiva.com.ar/

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