viernes, 21 de diciembre de 2012

Ratas

Uno ya está medio viejo. Se acuerda y cree que a los demás les pasa lo mismo. Pero parece que no.

¿Alguien se acuerda del final del gobierno de Alfonsín padre? Fue en 89 con supermercadazos. Atrás estaba la derecha peronista. O todavía alguien duda de que fogonearon Menem, Duhalde (y la derecha civico militar con Cavallo como estandarte). 

Llegaron para darle otra vuelta de rosca a la economía de guerra de Sourrouille. Entregaron todas y cada una de las empresas que durante décadas habían sido de todos los argentinos. Dijeron que era para mejorarle la vida a los jubilados y los maestros. 

Argentina se quedó sin luz, gas, teléfonos, ferrocarriles, aerolíneas de bandera. Uno de cada cuatro argentinos no tenía trabajo. Tuvimos relaciones carnales con los Estados Unidos. Y un ministro que le regalaba ositos cariñositos a los kelpers para que nos quisieran. Y muchas cosas más. Mientras tanto esa parte de la burguesía que ahora se llama clase media juntaba dólares entregando pesos uno a uno para viajar por el mundo y comprar importado mientras el país se caía a pedazos.

El 2001 también tuvo sus supermercadazos. Hace falta recordar ese gobierno. Ayer mismo, se cumplieron 11 años de que un asesino se subiera a un helicóptero dejando al país con al menos 33 muertos y un país a la deriva. Desde el día anterior gente que los medios monopólicos mostraban como hordas descontroladas entraban y salían de los supermercados. Y, decían, cargaban sobre la Capital Federal.
Atrás estaban lo que los medios llamaban los barones del conurbano. Fue la misma derecha peronista. Esta vez era Duhalde para acercarse a una presidencia de la única manera que podía, sin los votos.


Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saa y Eduardo Caamaño. El tobogán que dejó en la presidencia sin votos a Eduardo Duhalde. El senador a cargo de la presidencia que pesificó la economía para licuarle la deuda al monopolio de Clarín y terminó tras los asesinatos en emboscada de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán. (Un calco de la emboscada a Mariano Ferreyra años después).

¿A qué no sabes quién está detrás esta vez? Pero hay una diferencia abismal. Cristina es política, conductora, y peronista. Esta vuelta, las ratas no se pusieron los lentes.

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