¡Qué barbaridad! Es la llave que cierra la puerta a las
cosas que no le gustan a esa clase ubicada entre los dueños de la tierra de David
Viñas y el pueblo trabajador. Una clase mieda. Un grupo social con miedo,
parado siempre en la mitad de la escalera buscando el ascenso a lo que no es, desbordada
por el vértigo que le da cuando mira
para abajo.
¡Qué barbaridad! Es la expresión que clausura cualquier tipo
de encuentro y de mixtura de la civilización con los trabajadores. Es la
censura de algunos libros a esas alpargatas.
¡Qué barbaridad! Son pequeños gestos. Detalles. Rictus. El
asco al pueblo en dos palabras y dos signos. Son las cacerolas de teflón contra
la 125. La indignación contra una mina que le acerca netbooks a los pibes para
que estudien. Suma jubilados a una vejez digna. Suma madres, padres y pibes a
la asignación universal. Suma voces con una Ley de Servicios de Comunicación
Audiovisual. Suma diversidad a los Géneros…
¡Qué barbaridad! Es un blog peperonista que te invita a bucear
todo el tiempo en el detrás de la puerta que nos pretenden cerrar cada vez que
se escucha un ¡Qué barbaridad!