A Marta Ferro y Ariel Delgado
(Una de las discusiones que atraviesa medios y espacios políticos desde la semana pasada luego de que la ciudad de La Plata sufriera la peor inundación de su historia es cuál es el número de víctimas y personas fallecidas tras el temporal. Sobre el apresuramiento en precisar un número final y las distintas formas de leer una estadística y ayudar a los damnificados discurren estas líneas pensadas como comienzo de debate).
Héctor Ricardo García, el hacedor del viejo diario Crónica, desvelado, se pega una vuelta por su CrónicaTV y le dice, frente a los monitores, al encargado del turno "poné miles de muertos". El encargado contesta "pero todavía no tenemos ningún dato". García le contesta: "¿no estás viendo las imágenes?". Por la mañana esas mismas pantallas dirán "Fue primicia de CrónicaTV. Terremoto en Japón. Miles de muertos".
No acaba de comenzar abril y La Plata conoce la peor inundación de su historia. El agua es un río cuadriculado de metro y medio de altura que se lleva autos como peces perdidos. Cuando el fin del mundo húmedo empieza a retirarse lentamente, las veredas y las calles de la capital bonaerense se arrebatan de muebles, colchones, artefactos eléctricos, libros, fotos. Vida mojada irreparablemente. Miles de personas intentan entender su presente. Muchos sin un lugar donde dormir, sin comida, sin más pertenencias que las que llevan puestas. Desolación y tristeza.
Entre el 23 y el 24 de enero de 1989, un grupo de militantes del Movimiento Todos por la Patria toma las instalaciones del Regimiento de Infantería Mecanizado 3 de La Tablada, en el conurbano bonaerense. Actores secundarios de una puesta en escena de desgobierno e inseguridad que empezaría a despedir al gobierno de Raúl Alfonsín, infiltrados por la inteligencia de la derecha militar, tomaron el regimiento convencidos de que estaban impidiendo un nuevo golpe militar en Argentina. Un grupo de militares recuperó las instalaciones de La Tablada a sangre y fuego. Víctimas del aparato judicial conservador, torturas, apremios ilegales y fusilamientos, nunca se supo el verdadero número de muertos entre los militantes del Todos por la Patria.
Mientras el intendente de La Plata Pablo Bruera se disfraza de invisible cuanto más puede, el gobernador bonaerense Daniel Scioli se apresura en cerrar la cifra de muertos. 51 dice. Ya agregará alguno más. Por izquierda y por derecha le saltan a la yugular. Son 90 dicen algunos. Se vieron cadáveres flotando dicen otros ¿Y la morgue judicial?
Clyde Snow fundó junto con un grupo de jóvenes profesionales el Equipo Argentino de Antropología Forense. Corrían los años ochenta y Madres y Abuelas penaban con la impericia de quienes con topadoras exhumaban cadáveres en busca de develar qué había sido de sus hijos y nietos desaparecidos por la última dictadura militar. Clyde y sus muchachos y muchachas aparecieron entonces para aportar pericia, conocimiento, contención, ternura y verdad.
Para constatar fallecimientos, la policía salió a tocar timbre en las casas de las personas perdidas. Eso se llama constatación de domicilio. Buscar personas es otra cosa ¿Y las personas en situación de calle? ¿Y las personas que estuvieron ese día en la ciudad pero eran de otro lado? ¿Y las personas de otra nacionalidad que viven en La Plata pero no forman parte de los padrones? (¿Y?)
Todos (¿todos?) miran a la morgue buscando respuestas.
En la morgue hay cuerpos. Que nos cuentan sobre personas que murieron en una inundación. Pero no todos los cuerpos. También hay cuerpos que nos cuentan lo mal que manejamos. También hay cuerpos que nos cuentan como se muere por la inseguridad laboral. Que nos cuentan que la violencia de género también mata. Que nos muestran como mata la xenofobia. Cuerpos que nos cuentan sobre la violencia institucional. Esos cuerpos hacen a la estadística de las causas de muerte. Todos los cuerpos en todas las morgues.
Esos cuerpos fueron historias de personas que dan testimonio de nuestros fracasos y nuestros aciertos como sociedad. ¿Estamos preparados para hacernos cargo?
Miles de personas en La Plata (y en Capital Federal, en Santa Fe, y en tantos otros lugares) hoy elaboran el duelo por todo lo que el diluvio les llevó y hoy ya no tienen. Otros miles militan la solidaridad para devolverle algo de lo que se llevó el agua. Empezando por la esperanza.
La morgue es la estadística de lo que somos como sociedad. Suma muertes. La antropología forense cuenta historias de vida. La vamos a necesitar por estos días, semanas, meses de elaborar el duelo, para aportar pericia, conocimiento, contención, ternura y verdad.
(Pensar que ya existe un número cerrado de víctimas -sean cincuenta y cuatro, noventa o mil- suena más a vuelta de página, borrón y cuenta nueva, que a personas preocupadas por el pasado, el presente y el futuro de las personas que padecieron la inundación. Trabajar militantemente para que ellos mejoren sus condiciones de vida y que se perciban acompañados. Esa es la tarea).
Para constatar fallecimientos, la policía salió a tocar timbre en las casas de las personas perdidas. Eso se llama constatación de domicilio. Buscar personas es otra cosa ¿Y las personas en situación de calle? ¿Y las personas que estuvieron ese día en la ciudad pero eran de otro lado? ¿Y las personas de otra nacionalidad que viven en La Plata pero no forman parte de los padrones? (¿Y?)
Todos (¿todos?) miran a la morgue buscando respuestas.
En la morgue hay cuerpos. Que nos cuentan sobre personas que murieron en una inundación. Pero no todos los cuerpos. También hay cuerpos que nos cuentan lo mal que manejamos. También hay cuerpos que nos cuentan como se muere por la inseguridad laboral. Que nos cuentan que la violencia de género también mata. Que nos muestran como mata la xenofobia. Cuerpos que nos cuentan sobre la violencia institucional. Esos cuerpos hacen a la estadística de las causas de muerte. Todos los cuerpos en todas las morgues.
Esos cuerpos fueron historias de personas que dan testimonio de nuestros fracasos y nuestros aciertos como sociedad. ¿Estamos preparados para hacernos cargo?
Miles de personas en La Plata (y en Capital Federal, en Santa Fe, y en tantos otros lugares) hoy elaboran el duelo por todo lo que el diluvio les llevó y hoy ya no tienen. Otros miles militan la solidaridad para devolverle algo de lo que se llevó el agua. Empezando por la esperanza.
La morgue es la estadística de lo que somos como sociedad. Suma muertes. La antropología forense cuenta historias de vida. La vamos a necesitar por estos días, semanas, meses de elaborar el duelo, para aportar pericia, conocimiento, contención, ternura y verdad.
(Pensar que ya existe un número cerrado de víctimas -sean cincuenta y cuatro, noventa o mil- suena más a vuelta de página, borrón y cuenta nueva, que a personas preocupadas por el pasado, el presente y el futuro de las personas que padecieron la inundación. Trabajar militantemente para que ellos mejoren sus condiciones de vida y que se perciban acompañados. Esa es la tarea).
Una discusión donde se mezcla desde la ineptitud de las autoridades hasta el folclore urbano,si no podemos ni contar nuestros muertos hay algo que esta muy mal
ResponderEliminarClaro Nando. Es que eso es lo que pasó. Por empezar todavía no podemos ni contar nuestros muertos. Lo que yo planteo es que el desastre en La Plata tiene que ver con muchos temas juntos. De alguna manera es lo que plantean desde aquellos días Julián Axat y el Juez Arias. Poder pensar el desastre dentro de una estructura. Como parte de ella. Y pensar el desastre y el resto de la estructura que somos como sociedad.Hay algo que está muy mal, en La Plata por empezar...
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