jueves, 18 de julio de 2013

Una forma de mirar *



CRÓNICA es popular. 

Viaja con la gente, en tren o en colectivo. 
 Sus noticias se van sumando a la página 
con la misma prisa de los pasajeros. 
Empujan y entran.


Crónica se lee en el viaje al trabajo. 
O en viaje a su búsqueda. 
O en los mates compartidos después del regreso diario. 

Crónica hace la fila en el hospital público. 

Es de Boca o de River. 
O de un equipo del ascenso. 
Crónica puede contar cualquier deporte si es la gesta de una selección nacional. 

Tiene posturas claras. 
Por eso cada vez que habla de Inglaterra dice Piratas. 
O cuando habla de Estados Unidos dice Yankis.


Crónica Espectáculos es cada fama de cada cinco minutos de fama.


Crónica no aumenta de precio los días que trae suplementos. 
Casi no hay tiempo para leerlos. 
No acostumbra publicar fascículos. 
Su lector no tiene plata ni lugar para coleccionar.


Crónica se ocupa de la timba y las carreras porque es la forma en la que muchos  imaginan mejorar su vida. 
Por un golpe de suerte.


Crónica es la historia de esa fidelidad con su gente.


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Hoy, Crónica es propiedad de un grupo inversor vinculado a la UOM y a FORJAR. 

Ya no es Héctor Ricardo García, 
ni Ariel Delgado, 
ni Marta Ferro. 

A Clarín ya no le interesa comprarlo, 
como históricamente intentó. 
Para derrotarlo tuvo que esperar que 
García fuera procesado por evasión impositiva. 
Y publicar gratuitamente La Razón durante años. 

Crónica hoy es otra cosa. 
Aunque todavía persistan girones de aquella historia.

* Escribí este texto en Octubre de 2008. Crónica salía $1,90

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