miércoles, 4 de septiembre de 2013

Cucos

Cuando era chico, si no comías, los mayores te decían que te iba a llevar el viejo de la bolsa. En el medio de la noche oscura veías una sombra y se te ocurría que venía un monstruo. Antes de irte a dormir mirabas bien mirado abajo de la cama. Un mueble corrido tarde tarde te podía sonar a rugido de león. Tenías miedo de los bichos porque podían ser venenosos y si te picaban te podías morir. Cuando eras chico todo eso pasaba. Pero a nadie se le hubiese ocurrido pensar que eso era inseguridad. No había ninguna duda. Era miedo.

Durante años y años miles de niños escucharon historias  cuyo único fin era atemorizarlos. Clásicos de la literatura surgieron como cuentos de autor anónimo y fueron repetidos como un rumor. El nudo de todas las historias discurrían entre un perfume cuya esencia era "cuidado, afuera, todo es peligroso". Y contaban las peripecias de los protagonistas -que, claro, desoían las advertencias, salían y- para volver al lugar seguro, debían vérselas con lobos, brujas, hechiceros, monstruos...

Caperucita salía cándida con una canasta hacía la casa de su abuela, y debía enfrentarse con un lobo (que en el medio, también, se comía a la ancianita). Era salvada por un cazador que mataba al lobo. La bella durmiente, por escapar de la poderosa reinabruja, terminó en un bosque trabajando en una casa para siete enanos y cuando se quedó sola fue abordada por una mujer que la envenenó proporcionandole una siesta de cien años. Fue salvada por un príncipe que andaba con su ejército por el bosque. Hansel y Gretel desoyeron a sus padres, se perdieron en el bosque y terminaron prisioneros de una bruja que esclavizó a Gretel y pretendía comerse a Hansel. En un descuido de la hechizera escaparon. La bruja murió asesinada. Los tres chanchitos huían por el bosque perseguidos por un lobo hasta que encontraron una casa blindada. A Pinocho hasta lo tragó una ballena, luego de innumerables padeceres casi siempre vinculados a estafas que lo tomaban como víctima.
Hoy los medios de comunicación cuentan las mismas historias pero esta vez los que las escuchan son los grandes. "Cuidado, afuera, todo es peligroso", siguen diciendo. Transportan el rumor que otros, anónimos, crean. Que todos sepan que el bosque es peligroso.


Hoy tampoco hay ninguna duda. Es la construcción del miedo. Le dicen inseguridad.
 

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