Por Luciana Peker *
El 28 de mayo, Día de Acción por la Salud de las Mujeres, la
Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito cumple diez
años. Es la organización nacional que nuclea de manera democrática, popular y
horizontal los reclamos por el derecho de las mujeres a decidir sobre sus
cuerpos, sobre su capacidad reproductiva. En 2007, la Campaña presentó, con el
apoyo de 22 firmas de diputados y diputadas de la Nación, el primer proyecto
para legalizar la interrupción voluntaria del embarazo. Hoy ese proyecto
–modificado– cuenta con el aval de sesenta y siete firmas de todos los bloques
legislativos aunque no tiene fecha para ser tratado. La médica y psicoanalista
Martha Rosenberg, pionera y activa integrante de la campaña, analiza la
trayectoria de esta década y su participación, en la marcha del 3 de junio, con
la consigna “Ni una menos”, porque las muertes de mujeres por abortos
clandestinos también son femicidios. Porque mientras esta entrevista se
realizaba, una niña de 12 está al borde de la muerte porque no pudo interrumpir
a tiempo un embarazo.
Las muertes de mujeres como consecuencia de los abortos
clandestinos se redoblaron en el último año. En 2013, según las últimas cifras
oficiales del Ministerio de Salud de la Nación, cincuenta mujeres dejaron la
vida desangradas solas en albergues transitorios para buscar una cama que los
hospitales públicos les niegan o en sus casas, con infecciones trepándoles
entre la culpa, el miedo al delito, el deber con los otros hijos y el miedo al
esposo violento que todo lo castiga. La cifra que no cifra el drama –que cuenta
con un subregistro anotado como muerte natural, por paro cardíaco o por otras
causas de muerte materna– enmarca el gatillo de la clandestinidad. En 2012
habían sido treinta y tres las mujeres fallecidas. De un año a otro,
prácticamente, el doble de mujeres dejó la vida frente a una práctica usual,
pero –todavía– ilegal y por eso, sólo por eso, riesgosa. En Uruguay la
mortalidad por aborto es cero. La legalidad no condena a pena de muerte por
desear más allá del Código Penal, ni obliga a desterrarse en los escondites del
sistema de salud a quienes deciden interrumpir un embarazo. La legalidad saca
el cuerpo de las mujeres de la ruleta rusa. Pero la legalidad, en Argentina, todavía
no tiene fecha de debate en la agenda parlamentaria.
Sin embargo, sí tiene fecha el inicio de las acciones
colectivas para que el Congreso de la Nación rinda cuentas. Desde el 28 de mayo
del 2005 en la Argentina existe la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto
Legal, Seguro y Gratuito que, en todo el país, reclama la legalización del
aborto y presentó un proyecto en el Congreso Nacional –que sigue siendo
discutido y actualizado por sus integrantes– que cuenta con sesenta y siete
firmas o adhesiones de diputadas y diputados de todos los partidos, pero que no
está entre los planes legislativos para ser debatido en 2015.
La campaña no tiene una sola forma de pensar y reflexionar
ese vacío político, pero justamente su valor es la unión para luchar –con
diferentes miradas– para que la legalización llegue a concretarse en la
Argentina. “Sostener unidad en la pluralidad es muy preciado contra la idea de
la grieta y que es imposible juntarse”, valora la médica y psicoanalista Martha
Rosenberg. Tiene el rostro iluminado por la experiencia larga, conjunta y con
lugar para el debate del feminismo en la Argentina. Ella no es la única voz de
la campaña, ni habla en nombre de otras de sus integrantes. Pero es una voz
pionera del feminismo y de la conformación (a partir de prácticas populares,
democráticas y horizontales) de la lucha por la legalización del aborto en la
Argentina. Habla en su nombre y su nombre es sinónimo de la lucha. La historia
se trepa por su limonero urbano como una historia viva en donde hay un palo de
amasar para un nieto y una cofradía de hermanas en viaje. La historia se
desprende de sus palabras y espera, espera todavía, consumar un derecho –el
derecho a decidir–, que es la gran deuda de la democracia.
¿Cómo surge tu militancia por el derecho al aborto?
–Por mi militancia feminista y mi trabajo como
psicoanalista. También soy médica. Siempre me interesó el tema como una
cuestión de salud pública. Para mí es un nudo de distintas determinaciones que
pesan sobre las mujeres en nuestro orden social actual, tanto el orden
patriarcal como al orden capitalista, que son inseparables, y el orden
histórico-tecnológico.
¿Cómo nace la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y
Gratuito?
–Yo fui una de las iniciadoras de la campaña, entre gente
que ya veníamos trabajando el derecho al aborto en la coyuntura de las
movilizaciones de 2001 y 2002, en donde muchas feministas que confluíamos en
movilizaciones sociales, asambleas y algunas de las experiencias piqueteras y
del cuestionamiento de las representaciones políticas de los partidos
tradicionales. Hasta que se formó la Asamblea por el Derecho al Aborto en un
local que nos prestaban para que nos juntáramos quienes estaban en las
asambleas y los movimientos populares alrededor del tema del aborto. De ahí surgió
la idea, con Dora Coledesky, Mabel Bellucci, Elsa Schvartzman y Zulema Palma.
Había grupos feministas que se apartaron porque algunas pensaban que había que
hacer un movimiento sólo de mujeres y nosotras creíamos que había que hacer un
movimiento de toda la sociedad con los varones, médicos y otros movimientos.
También había partidos políticos de izquierda que se separaron. Hubo mucha
discusión y de ese trabajo surgió la idea de un movimiento nacional por el
derecho al aborto que llevamos, en 2003, al Encuentro de Mujeres en Rosario.
Dora encabezó la propuesta en Rosario y nosotras propusimos hacer talleres de
estrategias por el derecho al aborto, no los tradicionales de anticoncepción y
aborto en donde se discutía si aborto sí o no. Uno de esos talleres los
coordinamos con Mabel Gabarra y otro con Mabel Busaniche, que es una militante
feminista de Santa Fe.
¿Surge por voluntad horizontal a través de asambleas y
talleres de Encuentros?
–Absolutamente. También algunas habíamos participados en los
Foros Sociales Mundiales de Porto Alegre, en donde teníamos una fuerte
afiliación a las propuestas de democracia participativa.
¿Cuándo se lanza la campaña?
–El 28 de mayo de 2005 nos declaramos por primera vez como
Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.
¿Cómo recordás a Dora Coledesky, que ya murió, y fue una
abogada tan luchadora de múltiples formas por los derechos de las mujeres?
–Dora es imborrable para todas. Fue una militante feminista
que se había exiliado en Francia y allá trabajó como obrera gráfica y por el
derecho al aborto en un momento en el que en Francia había un movimiento
fuerte. Por muchos años ella formó la Comisión por el Derecho al Aborto cuando
no había un trabajo específico. También discutíamos mucho, pero nos consultábamos
siempre. Cuando empezó la campaña con Dora, Marta Alanis y Mabel Gabarra éramos
un grupo inicial que teníamos una voluntad común y que podíamos convocar a
personas que no tenían la misma postura en muchos aspectos políticos, pero sí
con democracia, participación y transversalidad.
¿Cuáles fueron los aciertos de la Campaña Nacional por elDerecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito?
–Esta perspectiva de pluralidad y participación. No fue
fácil. Permanentemente están las tensiones con movimientos que piensan que
pueden instalarse en este espacio para hacer sus políticas.
¿Por qué no se logró la legalización del aborto?
–Porque hay obstáculos políticos muy importantes por cómo
está constituida la mayoría en el Congreso y cómo se deciden las políticas en
términos de liderazgos autoritarios. Es un conflicto muy operante en la Campaña
entre los movimientos que se alinean con la Presidenta, que tiene una posición
opuesta al derecho al aborto, desde siempre, y más allá de que ella lo imponga
explícitamente.
¿La llegada al Vaticano de un papa argentino frenó la
legalización del aborto en Argentina?
–Puede ser un elemento, pero creo que el freno estaba antes.
¿Cuál es el nivel de adhesión de diputadas y diputados en el
Congreso de la Nación?
–El proyecto se presentó el 28 de mayo del 2007 y tuvo
veintidós firmas iniciales y hoy ya tenemos sesenta y siete firmas que no
necesariamente se traducen en un avance parlamentario. En muchos casos son
firmas para quedar bien con Dios y con el diablo. El diablo vendríamos a ser
nosotras y Dios sería la parálisis institucional.
¿Cómo se formuló el proyecto para legalizar la interrupción
voluntaria del embarazo?
–El proyecto es una discusión colectiva en el que
participaron distintas personas de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, La Pampa y
se estudiaron las distintas leyes que regulaban el aborto en los países más
avanzados en ese momento, como España, Italia, Francia, Inglaterra y Estados
Unidos. En este momento el proyecto está en discusión. En el último plenario de
la campaña se decidió hacer foros de discusión por temas que ya quedaron viejos
por el fallo F.A.L. de la Corte Suprema de Justicia de la Nación sobre la
Interrupción Legal del Embarazo (ILE).
¿Con el fallo F.A.L. puede ser una buena estrategia plantear
que toda mujer que no quiere continuar con un embarazo se ve afectada en su
salud emocional para que pueda acceder a un aborto legal?
–Me parece que es una buena estrategia, pero que es una
estrategia más. Esa estrategia se propuso en 1997 desde un concurso de ensayos
que propuso el Foro por los Derechos Reproductivos y que está publicado en el
libro Aborto no punible. El concurso lo ganó un ensayo escrito por Susana
Chiarotti y su equipo y se proponía la ampliación del concepto de salud que se
utiliza en el artículo 86 del Código Penal. La definición de salud debería ser,
por los tratados internacionales incluidos en nuestra Constitución, la que da
la Organización Mundial de la Salud (OMS), que es una definición amplia y
abarcativa y que incluye aspectos físicos, psíquicos y sociales.
¿Una mujer que siente afectada su salud emocional si
continúa con un embarazo puede solicitar un aborto legal?
–Es una estrategia posible, pero desde la campaña
reivindicamos el derecho al aborto voluntario porque pensamos que forma parte
de los derechos inherentes de la ciudadanía de las mujeres. La existencia de un
embarazo no obliga a las mujeres a asumir la continuidad de ese embarazo si no
está acompañado por su voluntad y su deseo de llevarlo adelante. La maternidad
tiene que ser voluntaria, elegida, feliz y alegre, como uno de los modos de
realización de una mujer, de su femineidad, de su sexualidad y de su proyecto
de vida. El derecho a interrumpir el embarazo jerarquiza los proyectos de vida
de las mujeres. También hay estrategias de solidaridad y acompañamiento que
están haciendo muchas compañeras –en los equipos de Socorro Rosa y otros– a las
mujeres que abortan para que su aborto se realice de la manera más segura e
incorporable a su biografía posible. Porque uno de los logros de la campaña es
haber sacado la experiencia del aborto, de 500.000 mujeres anualmente en
nuestro país, para que no sea una situación estigmatizada, secreta, pecaminosa
y delictiva.
Este año aumentaron las muertes de mujeres por abortos.
¿Sería, al menos, recomendable la reducción de daños o consejerías pre y post
aborto para evitar riesgos a la salud y la vida?
–Por supuesto. Todas las estrategias que contribuyan a la
que la práctica del aborto no implique riesgo para la vida de la mujer ni
marginación y/o exclusión son buenas. Pero ninguna de esas buenas estrategias
excluye la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo en el
Parlamento. Son todos paliativos. El Ministerio de Salud tendría que investigar
las causas del aumento de las muertes. La causa de las muertes por aborto es la
clandestinidad. Los hay más peligrosos y los hay más seguros, pero lo que mata
es la clandestinidad. Cuando el aborto es legal, las mujeres no se mueren por
hacerse un aborto. Ninguna.
En el caso del femicidio de Chiara Páez, de 14 años, se
investiga si su novio antes de asesinarla intentó forzarla a un aborto. ¿La
clandestinidad colabora con la realización de abortos contra la voluntad?
–Nuestro planteo es por la interrupción voluntaria del
embarazo. La que decide es la mujer. Nadie más. Ni el patrón, ni el cura, ni el
médico, ni el Estado. Cualquier aborto que se le hace a una mujer, sin su
voluntad, es un delito. No validamos ningún aborto que no sea aborto
voluntario. Incluso en los abortos legales por violación media la decisión de
la mujer. No es obligatorio que una mujer cuando la violan quiera abortar.
Muchas mujeres no quieren abortar a pesar de haber sido violadas. Lo decisivo
es la voluntad de la mujer. Por otro lado, hay una tendencia generalizada a que
todo el mundo pueda significar lo que es un aborto para una mujer. Está la
significación fija que le asigna la Iglesia o el pensamiento patriarcal o,
muchas veces, aparece como una especie de situación fija de que todo aborto es
una maravilla o un duelo irrealizable o una posibilidad fallida. Hay que tener
una posición crítica con eso. Cada aborto significa para cada mujer lo que en
ese momento de su vida signifique. Muchas veces un aborto en la temprana
juventud significa otra cosa veinte años después. Podés tener la que le prende
velas a un aborto o la que dice “qué sabia estuve de no continuar con ese
embarazo”. El aborto tiene significación singular en cada mujer.
¿Un varón puede decidir que una mujer interrumpa o continúe
con un embarazo?
–La mujer tiene prioridad en la decisión. Es un privilegio
de la mujer decidir sobre el embarazo frente a cualquier otro deseo ajeno. Por
supuesto que siempre tiene en cuenta si el tipo quiere, si no quiere, si se va
a borrar o si es una inoculación por violación.
En el debate de Gran Hermano, en América TV, el periodista
Gabriel Levinas decía que una participante (Nadia Terazzollo) que contó que
sufrió un aborto forzado era una mentirosa porque si fuera real estaría
aferrada al hijo de ella (de ocho años) y no en un programa de televisión...
¿Qué muestran estos prejuicios públicos sobre la verdad o no de una situación
que, además, está atravesada por la clandestinidad?
–Es un comentario totalmente machista, convencional, en
contra de esa mujer. No veo ese tipo de programas y no sé sus circunstancias.
Pero esa frase le dicta a la mujer lo que tiene que hacer con sus hijos, con
sus embarazos, con su ubicación en el mundo. El derecho al aborto defiende la
jerarquía ética de las decisiones de las mujeres sobre sus embarazos porque la
crisis a la que tiene que responder una mujer en un embarazo involuntario –que
puede ser forzado o no forzado– es una crisis de toma de decisión sobre su
propia vida y en la que tiene que decidir con los elementos que tiene, en ese
momento de su vida, sobre si continúa o no continúa con ese embarazo. Algunas
decidieron que todo embarazo es un hijo y otras que no quieren tener hijos y
que si quedan embarazadas no van a continuar el embarazo y otras lo deciden
cada vez que quedan embarazadas. Un embarazo siempre cambia el proyecto e
inaugura un proyecto distinto. A veces el proyecto puede incluir el embarazo y
otras veces puede no incluirlo y se renuncia a ese embarazo. Son pocas las
mujeres cuyo proyecto de vida puede incluir todos los embarazos que se pueda
tener.
¿El panorama político actual con las candidaturas de Daniel
Scioli, Mauricio Macri, Florencio Randazzo, Sergio Massa y Margarita Stolbizer
genera expectativas para la legalización del aborto o se va a tener que
redoblar el trabajo de la campaña?
–Hasta ahora, de todos ellos, la única que ha manifestado su
reconocimiento del derecho del aborto es Margarita Stolbizer. De todos los
demás prácticamente todos lo han rechazado en público, lo que no quiere decir
que alguno se vea presionado por los movimientos. Yo creo que depende mucho del
tipo de relación política que establezca con los movimientos sociales y por los
derechos de las mujeres. Es curioso cómo sale ahora lo de “Ni Una Menos”, que
es gente que en su vida le dio importancia a la lucha contra la violencia hacía
las mujeres. Creo que tiene que ver con el año electoral. Esa pelea llama menos
la atención y, además, es indignante la seguidilla y el aumento de la violencia
hacia las mujeres. Pero hay una descriminalización social del aborto y eso es
importante. No sólo porque se visibilice más por nuestra acción política con
todos los movimientos que han sumado el tema de la legalización del aborto. La
campaña es una creación con los organismos de derechos humanos, las
universidades, los grupos estudiantiles, las academias, los sindicatos. Tenemos
una ampliación del apoyo social muy fuerte. Pero todos los políticos temen
arriesgar su vinculo con las iglesias (porque ahora la Iglesia Evangélica ha
crecido mucho) y eso tiene un efecto muy fuerte de autocensura.
En la marcha “Ni Una Menos”, el 3 de junio, en el Congreso
Nacional, ¿es importante entender que tampoco puede morir ni una mujer más por
aborto clandestino?
–Sí, en nuestra declaración hemos incluido la muerte de
mujeres por aborto clandestino en la figura de femicidio porque son muertes de
mujeres por ausencias de políticas que protejan su vida y que valoricen su vida
como un bien social. El riesgo para la vida de las mujeres del embarazo y el
parto parecería que es un riesgo obligatorio y el riesgo que asumen las mujeres
que interrumpen su embarazo en la clandestinidad es muy grande y se cobra
muchas vidas por año.
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Actividades del 28 de mayo por los diez años de la Campaña
La Plata: El 20 de
mayo se realiza un taller para docentes en el Sindicato del Suteba y mesazos el
27 de mayo en el Hospital de Gonnet y en el hospital Policlínico San Martín de
9 a 11.30 horas.
La Pampa: El 29 de
mayo se lleva a cabo el Primer Foro Ampliado para actualizar el proyecto de ley
de Interrupción Voluntaria del Embarazo en la Universidad Nacional de La Pampa.
Córdoba: El 28 de
mayo, en la Plaza del Fundador (detrás de la Catedral) de 16 a 19 horas se va a
extender cincuenta metros de tela verdad y la consigna: “En un año electoral,
yo voto por el aborto legal”.
San Juan: El 28 de
mayo se va a difundir una radio abierta, desde las 17 horas, en la peatonal de
la ciudad de San Juan.
Rosario: El 30
de mayo se invita a un foro-debate en el Centro de Especialidades Médicas
Ambulatorias de Rosario (CEMAR), de 14 a 19 horas.
Ciudad de BuenosAires: El 28 de mayo, a las 16 horas, se convoca a una carpa en el anexo del
Congreso Nacional con el lema: “El Estado te lo niega, vení a abortar en el
Congreso”. Y, a las 18 horas, a un acto y lanzamiento de la “Red de
Profesionales de la Salud por el Derecho a Decidir”.
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Una niña de 12 años en peligro por parir
Una niña de doce años del interior correntino fue madre el
18 de mayo y puede morir por ser forzada a ser madre niña. Actualmente se
encuentra en grave estado y con asistencia respiratoria en el Hospital Juan
Ramón Vidal, de Corrientes. Muchas veces se dice que sin el esfuerzo del parto
la vida no corre riesgo, pero le practicaron una cesárea y sufrió graves
complicaciones. “La niña está en terapia intensiva, con asistencia respiratoria
y corre riesgo de vida. A causa de un cuadro de hipertensión debió ser
trasladada a este hospital, pero empeoró, tuvo que ingresar a terapia intensiva
y, si bien está estabilizada, su pronóstico es reservado con el alto riesgo que
significa un embarazo, parto y posparto en una nena de esta edad”, confirmó la
directora del hospital correntino, Norma Pérez, a Télam. La niña vive en
Saladas, a 100 kilómetros de Corrientes, y ahora sufre síndrome de Hellp con
hemólisis, disminución de plaquetas en la sangre, aumento de las enzinas
hepáticas y complicaciones respiratorias.
Siempre un embarazo a esa edad es una forma de violencia
sexual y siempre tiene que ser ofrecido y facilitado un aborto legal. Sin
embargo, los obstáculos y escondidas del sistema de salud hacen que muchas
niñas y sus madres no se enteren o lleguen tarde a la posibilidad de una
interrupción legal del embarazo. Mientras que otra niña de once años está
embarazada de seis meses y es atendida por el Hospital Vidal de Corrientes. Los
médicos derivaron el caso a la Justicia. ¿Le ofrecieron realizar un aborto
legal como indicó la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el fallo F.A.L.?
* Publicado en el suplemento Las 12 del diario Página 12 en su edición del 22/5/2015