La derecha y la oposición suelen poner a la Televisión Digital Abierta y a Fútbol Para Todos como dos espacios donde el gobierno nacional gasta un dineral que le quita a la construcción de escuelas, hospitales, museos, transportes, seguridad...
Desde el campo popular algunos les discuten en esos términos y confrontan partidas de dinero. Y no está mal.
Sin embargo no es ese el punto. Televisión Digital Abierta (TdA) y Fútbol Para Todos (FpT) son otra cosa. Lo que está en discusión no es una partida de dinero. Es la felicidad de la gente. Televisión y Fútbol son parte de una política de comunicación multiplicadora. Nacional, Popular y Democrática.
TdA es una Argentina que puede ver Canal 7, Encuentro, Paka Paka, Telesur, cine fuera del circuito comercial, y un montón de otras señales sin poner un solo peso.
FpT son millones de pibes que desde que nacieron no habían visto al equipo de sus amores por la tele. Que para ver fútbol profesional tenían que irse a un bar o a una estación de servicio y pagar una consumisión para poder estar un rato frente a un aparato de televisión. Como bien dice el periodista Javier Vicente, FpT es el fútbol que enfrentó a los profetas del odio. Es la democracia hecha mensaje. Entregar la transmisión a los canales que gratuitamente puedan pasarla. Completa. Una comunicación del gobierno nacional para el pueblo, sin intermediarios. A tanda plena. Por múltiples canales. Eso no tiene precio.
Televisión Digital Abierta y Fútbol para Todos hablan de "la felicidad de la gente. Esa especie de aspiración más o menos eterna de los seres humanos. Para estar bien física y espiritualmente, ¿nos sirven estas tecnologías o no nos sirven? Cuando tenemos las máquinas hay que pensar para qué nos sirven".
Porque "el desafío ante el que nos encontramos los que nos preocupamos por la
comunicación -y ahora preocuparse por la comunicación es preocuparse por
lo que pasa en todo el mundo- justamente por el hecho de las nuevas
tecnologías, es pensar qué vida queremos para nosotros".
Nada más. Y nada menos.
Nada más. Y nada menos.
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